Saturday, June 17, 2006

PENSAMIENTO DE SÁBADO NOCHE.

Es curioso, a la vez que irónico, el pensar que hay ciertas cosas en la vida en las que no todo el mundo está incluido o, como diría un gran funcionario afincado en las Islas Baleares, hay ciertas cosas que pertenecen a otra liga y juegan a otro deporte. Esas otras cosas, por ejemplo, y por plasmar el pensamiento que ahora me ronda por la cabeza, es la que, por lo visto, mueve este mundo. Y no me refiero a los petrodólares ni al dinero. Que va. Es un sentimiento sobre el que se han hecho, se hacen y se harán canciones. Un sentimiento al que, por lo visto, todo el mundo aspira a llegar a experimentar, una especie de Nirvana sentimental en el que todo es perfecto, la vida cobra sentido y los planetas se alinean siempre a tu favor... siempre que se esté junto a la persona que hace posible que ese fenómeno astrológico tenga lugar. No es otro sentimiento que el AMOR. Amor con mayúsculas, el amor idealizado como en Algo para Recordar o quizá en, esta película es mi favorita, El Hombre Tranquilo.

Es bien sabido que los seres humanos, en un altísimo porcentaje, vagan por este mundo a la búsqueda de esa media naranja con la que llegar a ser una naranja completa (quizá tienen la mitad de la Vitamina C del amor y necesitan encontrar a ese alguien con la que completarla para no constiparse de soledad). Las cosas que me contaban mis amigos sobre cómo se enamoraron me hicieron ver, muy a mi pesar, que nunca había estado enamorado. Ninguna de mis relaciones, analizándolo detenida y fríamente, había estado basada en el amor. ¿Qué había promovido, entonces, esas relaciones?. ¿La novedad, el sexo, el ser como el resto de la humanidad?. Todas son ciertas y falsas a la vez (contradicción, gracias Evaristo por enseñarme ese gran concepto en el instituto). Si hiciese una lista de las posibles causas por las que he tenido pareja la palabra amor no saldría en ninguna de ellas. Qué curioso, ¿no?. Nunca he pasado por esos estados de estar pensando constantemente en la otra persona, el perder el apetito (doy fe por mi evidente sobrepeso), y toda la lista sintomatológica que se pueda crear para diagnosticar esta santa "enfermedad".

A lo mejor, si tomamos el cuerpo humano como una sofisticadísima biomáquina informática con miles de años de mejoras, parches y actualizaciones, a lo mejor, como decía, esta máquina, que soy yo, tiene una versión de Sistema Operativo en la que la no se han incluido ciertas rutinas, ciertos parámetros o procesos que permitan procesar o experimentar esos sentimientos. Quizá, a mis casi treinta años, sea hora de ir pensando en la posibilidad de que no seré capaz de experimentar esa sensación, de tomar conciencia de que no tengo ganas de experimentar esa sensación o de que, quizá, por mucho que me esfuerce, no seré merecedor, si de hacer méritos se tratara, de experimentar ese estado idílico, perfecto y gratificante junto a mujer alguna.

Curioso lo que puede uno llegar a pensar un sábado por la noche, ¿no?.

Estoy escuchando, miedo, M-Clan..

2 Comments:

Blogger E-DWARF said...

quizá tienen la mitad de la Vitamina C del amor y necesitan encontrar a ese alguien con la que completarla para no constiparse de soledad

Qué bien te ha quedado esta frase.

Un poco de ánimo Smeagol, que me vas a deprimir a mi también :-( Planteáte que hasta los 40 hay tiempo, y que para conocer a "la chica/o" hay que conocer antes a bastantes.

Es sólo cuestión de tiempo ;-)

12:47 PM  
Anonymous Anonymous said...

La verdad es que me quedan 11 años por delante :). Muy mal se tiene que dar la cosa :P. Tú no te deprimas y aprueba, que es lo que tienes que hacer, pillastre :D.

2:40 PM  

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