TARDE COMPLETA, TARDE COMANSI.

Seis meses de clases, de practicar en casa, de dos pa'bajo, dos pa'riba, abajo-arriba-abajo, de blancas, de negras, de da cappo, cejillas y punteos. Seis meses de pasar de la más completa oscuridad, de no saber cómo poner los dedos sobre los trastes, de mirar papeles que estaban escritos en sánscrito a saber qué significado tienen esos caracteres, saber cómo se pisan trastes y cuerdas y sacarle un sonido identificable... Seis meses de clases de guitarra en el Centro Cultural culminaron ayer por la tarde en una representación, ante los más allegados, en el teatro del Centro.

Fueron cinco canciones, bastante facilitas para que vamos a mentir, pero que, tocadas en grupo, no sonaban del todo mal y que consiguieron su objetivo primordial: hacernos ver que habíamos mejorado. Fue una tarde de nervios, de sudor bajo los asfixiantes focos, de reencontranos con una compañera perdida, de ver cómo mi familia disfrutaba y de volver a encontrarme con esa persona que el día 1 de abril atrajo la atención de este pobre mortal...

Una tarde de música, de cerveza para celebrarlo y de cena con los amigos. Una tarde completa: una tarde Comansi.